viernes 13 de julio de 2007




Hay un documento en Internet que me pareció interesante, aún más, relevante. Se trata de “La historia local: Una estrategia de investigación y de enseñanza” del Dr. en Educación Sr. Pedro Gregorio Enríquez de la Universidad Nacional de San Luis de Argentina[1]. En él explica la importancia de la educación en historia local dentro del área de educación de su país, que podría corresponder en 4to año de la Educación General Básica, pero que sin embargo es poco abordado. Introduce un marco teórico respecto de lo que se ha ido abordando en la forma de hacer historia en el último siglo, y la importancia del “sujeto histórico” en su construcción. Se ha venido estudiando mucho a las transformaciones sociales, ya que es la sociedad la que construye historia (como Paul Veyne en la década del ’70). También critica, como nosotros muchas veces nosotros como meros aprendices de la enseñanza, cómo la educación ha sido pensada sólo a través de grandes fechas conmemorativas, cronología impensada (que a todos nos hacía aborrecer historia como materia). Señala tres razones que justifican su inclusión:
· La inclusión de la historia local en el currículum escolar indudablemente contribuiría a la construcción de la identidad social y cultural, facilitando la creación y recreación de los valores, costumbres y creencias que cada una de esas sociedades considera transcendentes, evitando la desvalorización de la propia cultura e historia.
· Lo socializado por los medios de comunicación masiva ha alejado a los sujetos de las preocupaciones locales y cotidianas. Habitualmente los medios de comunicación masivos proporcionan escasa información acerca del acontecer histórico local, alejando a las personas de la posibilidad de reflexionar conceptualmente sobre su propia historia.
· En tercer lugar, la enseñanza tradicional de la historia no estimula la curiosidad de los sujetos educativos por conocer e investigar sus raíces. Este modelo educativo, que aún persiste en gran parte de las escuelas, ha focalizado su esfuerzo en la mera transmisión de un cuerpo de información organizado para que los alumnos lo reproduzcan (Pozo y otros, 1989).
Creo que lo mismo ocurre en Chile. En los programas no aparece, o quizás puede incluírsele en la Unidad 1, “Introducción: conociendo la historia de Chile”, de segundo Medio, pero aún así no es abordada aquí la historia local. Como sociedad se haría imperante el conocimiento para el estudiante de su entorno más cercano. La primera razón me parece esencial, por cuanto la construcción de identidad puede hacer a un país más justo y revalorizar el valor social como partícipes de la sociedad; una ciudadanía más responsable y no vista como imposición.
Señala las formas y cómo puede ser integrada en el currículum, se puede ver en la página de origen[2]. Considero una forma de apreciar la comunidad y la historia local, como muestra de nuestra idiosincrasia y el rol histórico; no olvidar que nuestros alumnos tienen una realidad social, y que al construir su propio conocimiento hace del proceso enseñanza- aprendizaje una realidad. Incurrirla en el aula puede ser una buena experiencia, y se puede hacerse millares de estrategias para ello, como por ejemplo:
- Crear la historia de su barrio
- Investigar la historia de la ciudad
- Investigar la historia de alguna institución (iglesia, club deportivo)
- Conversar acerca de la propia comunidad
- Exponer diversidad cultural
- etc.
Y que el resultado sea devuelto a la comunidad de donde surgió. Es decir, se puede exponer en alguna Junta de Vecinos la historia del barrio creada por los alumnos, conmemorar aniversarios significativos, etc., y esto parece no ser contemplado, de que lo creado en clase sea expuesto a la comunidad. Ojala sirva como reflexión de una futura propuesta.


[1] Enríquez, Pedro Gregorio, “La historia local: Una estrategia de investigación y de enseñanza” Docente de la Universidad Nacional de San Luis. Argentina. Profesor y Licenciado en Psicología. (Universidad Nacional de San Luis). Especialista en Investigación Científica y Técnica Universidad Nacional de Entre Ríos). Especialista en Didáctica (Universidad Nacional de Buenos Aires). Master en Innovación Educativa (Universidad Autónoma de Barcelona). Doctor en Pedagogía (Universidad Autónoma de Barcelona). Docente e Investigador de la Universidad Nacional de San Luis, Argentina.
[2] http://www.uclm.es/profesorado/Ricardo/Docencia_e_Investigacion/2003.htm


La reforma escolar es para muchos docentes hoy la culpa de todos los males dentro de un colegio. Parece ser que es el buque hundido del cual hay que entregar todas las responsabilidades menores.
Una de las defensas es que desde las bases de la implementación dentro de los establecimientos las políticas no funcionaron. “La reforma del sistema escolar es una tarea compleja que supone proyectos de ley, diseños de política pública, estudios comparados, la aplicación de programas y medidas y su continua evaluación, pero además, y sobre todo, deliberación ciudadana”
[1].
La reforma, en sus ejes, 1. Programas de mejoramiento e innovación 2. Reforma curricular 3. Fortalecimiento de la Gestión Docente 4. Jornada Escolar Completa[2] ha tenido dificultades en sus resultados. Después de todo, es un proceso que aun no ha terminado. De lo que estamos seguros es de lo siguiente: inyectando millones de pesos no se solucionará la grave falla que existe en educación.
Durante el debate que presenciamos, escuchamos sobre quién tiene la culpa en la enseñanza, entre ellos encontré los siguientes actores culpables:
- los creadores de la reforma
- los legisladores
- los profesores
- los directores y los administradores de colegios
- los alumnos
- etc.
Un hecho que me intriga es el de nuestra futura profesión: la forma en cómo después de tan magros resultados (PISA 2000 y SIMCE) la labor docente sea la crucificada en todo esto. “Los profesores, una profesión tan esencial para el desarrollo país, asumen como suya la idea de transparentar su desempeño y exponerse al análisis público. Ninguna otra profesión o cuerpo colegiado puede mostrar un hecho de esa naturaleza: dejarse evaluar masivamente y que los resultados se expongan públicamente. Este es un hecho de relevancia en tanto nos dice cuál es la realidad de las competencias profesionales de nuestros docentes”. Y es cierto: ni entre los doctores, ingenieros, abogados, jueces, legisladores hay una evaluación de los problemas sociales y estructurantes de la sociedad, y son mirados a la luz pública sus resultados. Y en ello, todos, o sea profesores de muy diversa formación: profesores normalistas, profesores habilitados que ingresaron al sistema en el período de expansión de la educación básica durante el Gobierno de Eduardo Frei Montalva y profesores egresados de las universidades e institutos profesionales. Da para pensar en cuán discriminatorios somos para culpar la primera fachada de lo que se observa de personas que incluso han sido grabadas en sus clases para ser evaluados.


[1] Brunner, José Joaquín y otros. “La reforma al sistema escolar: aportes para el debate” Universidad Diego Portales, Mayo, 2007
[2]Castañeda, María Teresa “MATERIAL INSTRUCTIVO: EL JUICIO: TÉCNICA DE INTERVENCIÓN EDUCACIONAL” 2007